adj. Perteneciente o relativo a esta nación de Europa.
adj. Se dice de la lengua indoeuropea hablada en Grecia y áreas vecinas. U. t. c. s. m.
adj. Perteneciente o relativo a esta lengua.
m.coloq. Lenguaje ininteligible, incomprensible. Hablar en griego.
m.coloq.p. us. Tahúr, fullero.
Griego: mi examen de esta tarde-noche-madrugada de 24h de duración máxima, con multirespuesta (una correcta, varias correctas, combinaciones tipo A1 B3, desarrollo, espacios en blanco...) y de cincuenta preguntas.
Hoy hace un día extraño, bello, fugaz. Venía conduciendo hacia la universidad y no podía sino pensar en el ambiente, las nubes de un gris oscuro cubriendo el Cabo, con un tímido Sol escondido en las alturas, temeroso de asomarsea la bulliciosa Tierra. Pensar en los tonos; los tonos de gris que surcan los cielos amenazando lluvia... una lluvia añorada, sin embargo, pues no se por qué, pero siento que la necesito. Pensar en el tiempo... que lentamente se movía mientras yo viajaba raudo por oscilantes caminos hacia la universidad. Lento, como las agujas de un reloj en esas tediosas clases de antes del mediodía.
Hoy no tenía ganas de entrar a Historia...
Ayer también fue un día raro. Después de comer y mientras volvía a casa observé el mar. Bello; era una tarde soleada, con algunas nubes y el mar estaba bello. Decidí parar en unos aparcamientos cerca de "mi sitio especial" y bajé a los miradores. Pateé piedras por un rato y luego bajé a la playa, a la orilla, a tocar el agua del mar. Fresca, tranquila, apacible. Luego, me tumbé y por un rato me entregué al sonido de las olas, a la suave brisa que bailaba sobre la arena, a los entrecortados rayos del sol a través de las nubes... Desconexión terrenal. Luego, de vuelta a casa.
Y ahora, cuando acabe de escribir, iré a desayunar, llenaré luego el tanque de gasolina, y a viajar... Regreso a casa...
Hace mil que no publico nada, y es por eso, por falta de teimpo (también le añado la pereza). Supongo que poco a poco iré subiendo nuevas rarezas, pero por ahora, poca cosa. Me falta la inspiración, esa voz divina que me hace crear en un estado de éxtasis ajeno a la mayoría de los mortales (desvariando otra vez).
Algunas cosas destacables y memorables de finales de agosto a hoy (cambio radical de tema) son los grandes cambios por los que he pasado. Desde el reencuentro con voces perdidas en la montaña hasta la tramitación cordial y bajo cuerda de una posible gran catástrofe (que la hubo, pero se arregló). A todo se le añade el hecho de que no pude entrar como ayudante de matasanos porque la nota estaba demasiado alta (solo me daba para Melilla y como que paso) y que he retomado mi carrera gradual en la lengua de Shakespeare.
Pues eso, que poco más que contar. Ah sí, las fotos que suba por entrada irán con enlace a la página del autor que las creó (dar una referencia a de dónde procede; reconozcamos el mérito), y poco más. Que tengo sueño, que me esperan dos horas de clase de psicoanálisis de un autor en base a cómo escribió su obra, y memeces del estilo (sí, estas clases pueden llegar a ser muy tediosas).
Lo dicho, que me despido. Espero subir pornto algo loable. Nos vemos Viajeros.
Me siento flotar en mitad de la nada, perdido, idiota. Jugueteo entre mis dedos con un anillo negro azabache, poniéndolo y quitándolo de mi dedo anular. Miro el techo con incertidumbre y me derrumbo en la misteriosa oscuridad de la noche. El agua del mar se mueve gracilmente, deleitándome con su suave melodía acompañada del cantar de algún que otro grillo. Finalmente, caigo rendido en los brazos de Morfeo, olvidando por un tiempo mi tristeza interior.
Es como si el universo se hubiese conspirado con las casualidades para hacer que esta noche sea extraña, raruna, melancólica, evocativa, filosofal... Me siento raro, no mal, no bien; simplemente raro... Difícil de explicar. Enlaces que me llevan a vídeos cargados de sentimiento. Búsquedas y encuentros inesperados. Niebla y viento. Luz tenue inundando el salón y peces de colores en movimientos aleatorios penden del techo. Cascos puestos.
Estas últimas tres semanas han sido bestiales. He visto de todo, he conocido a gente majísima y me lo he pasado genial. Y en todo este tiempo he de destacar algunas cosas que he descubierto, me han enseñado o han aparecido de casualidad. Y ahí van:
Angiografía en RM. He visto todo el desarrollo y el contraste atravesando el polígono de Willis, primero en la fase arterial y luego en la venosa, y todo ello en tan solo quince segundos.
Placa a una biopsia mamaria. Eso ha sido hoy. Hemos visto cómo se le hacía una mamografía a una biopsia mamaria poco después de ser extirpada en el quirófano. Repugnante y fascinante al mismo tiempo.
Personas con actividad radiológica. En Medicina Nuclear, y tras nuestros delantales plomados y los protectores tiroideos, hemos flipado viendo cómo la aguja de marcaje del controlador de contaminación atmosférica (contador Geiger-Müller) se pegaba de ostias con el máximo de radiación.
Jeringas con 10 ml de tecnecio 99. Aquí, la aguja del contador estaba al máximo, y cuando acercabas la jeringa al contador, el aparato se ponía a pitar de forma horrible.
Mamografía. He mejorado la forma de colocar a la paciente para una mamografía perfecta.
Rayos X. Hemos visto cómo los rx rebotaban sobre las placas de refuerzo del chasis de una placa rota y cómo ésta emitía fosforescencia. Luz azulada. Flipante.
Pruebas diversas: gammagrafías óseas y tiroideas, densitometrías, biopsias, física en estado puro, mamografías, resonancias, tomografías, hemodianmia...
Y bueno, muchas cosas más, pero estoy vago y paso de ponerlas. Ya iré actualizando la entrada o iré publicando más tomos, en plan quiosco.
Ah, por cierto, cuando hablo en plural, incluyo a mis compañeros; esas personas que han estado ahí conmigo en los momentos que relato. Por lo demás, nos vemos Viajeros. Un saludo.
El perro ladra; hora de sacarlo. Le pongo el collar, me pongo el jersey (se ha levantado algo de viento) y lo saco por el residencial. Hoy hay suerte; es sábado noche y entre que medio residencial está vacío y parte de la otra mitad está o bien en casa viendo una peli, o procreando, o jugando al ordena, la posibilidad de encontrarme con alguien es practicamente nula. A todo esto se le añade el hecho de que las luces de los jardines están apagadas (qué novedad), lo cual hace que la noche sea perfecta.
Caminamos por el césped mientras un coro de grillos, sapos y viento entre hojas nos sumerge en la nocturnidad. Mi perro se para a olisquear la hierba, toda negra, bajo el manto de la oscuridad. Aprovecho para alzar la vista. El cielo está cuajado de estrellas (la luz de las farolas de la calle principal queda bastante lejos y detrás de otro de los edificios). Una estrella fugaz. Sigo observando impávido el cosmos, el vasto infinito que se cierne sobre mí; todos esos puntitos a millones de años luz, tan lejanos, tan bellos, tan caprichosos en su posición celestial, centelleantes, esbeltos... De repente algo me saca de mi momentánea embriagadez; es el perro. Está ansioso por seguir investigando con su envidiable olfato las corrientes de aromas que viajan entre briznas de vegetal. A regañadientes, cedo y seguimos caminando.
Valla de acero. Hemos llegado al límite entre el residencial y el campo de golf. Aquí, la sinfonía natural que nos brinda el ambiente es más fuerte que momentos antes. A pocos metros al otro lado, un pequeño lago artificial da cobijo a varios anfibios, peces y algún que otro bicho más. Mi perro se vuelve a detener; nuevo momento para observar. Oh, luz. Alguien ha pulsado un interruptor. Bajo las persianas se divisan reflejos sepia, probablemente de alguna lámpara de mesa.
Movimiento a mis pies... Susto... Bolsa se aleja trotando empujada por una repentina brisa fresca... Avanzamos algo más y el perro decide, por fin, que ese lugar es el idóneo para marcar territorio. Problema: leyes humanas. Solución: bolsita de plástico. Poco tiempo después, mi cánido amigo y yo nos dirigimos con paso firme al eficaz sistema de limpieza del residencial: tubos subterráneos que atraviesan medio pueblo y que llevan nuestros desechos a una planta a las afueras del mismo. Al fondo comienzan a dibujarse las siluetas de tres cilindros: los "cubos".
El primero queda descartado: es el de envases. Sí, la bolsa es un envase, pero lo que lleva en su interior no. Segundo y tercer cubo: viables. ¿Cuál elijo? En principio, debería de darme igual; ambos me sirven, pero... uno de ellos (el segundo) está oxidado y va a sonar demasiado si lo abro, aunque lo haga de forma sigilosa. ¿Qué hacer pues? Me decanto por el tercero.
Me acerco, el perro se acerca conmigo (no le queda otra) y me dispongo a abrirlo de la forma más silenciosa posible a fin de no romper la magia que me rodea. Acerco la mano a la ranura de apertura; calculo la presión exacta que deben de hacer mis dedos para que la acción sea efectiva; miro en derredor; y tiro.
Estridente bofetada. Mi tímpano se retuerce en agónico sufrimiento. Nueva información para mi cerebro: todos los cubos están jodidamente oxidados. Regreso cabizbajo.
Ya en casa, el perro bebe agua y le pregunto a mi madre:
- Mamá, ¿es cosa mía o se ha enterado todo el residencial de que he ido a tirar la basura? (Nadie habrá pensado que he ido a sacar al perro).
Entre risas me responde:
- Sí, me da a mí que se ha enterado todo el mundo.
Y yo:
- Eso me parecía a mí también.
Conclusión: la próxima vez o bien salgo a la calle a tirar la basura o me busco una papelera.
Ultimamente me siento vivo, pleno, feliz, exultante, con energía y capacidad para comerme el mundo. He decidido vivir plenamente y no rayarme con subnormalidades.
Mis momentos a solas con el silencio, con la oscuridad, entre sábanas, paseando, escuchando música...
Mis momentos acompañado con mi familia, con mi pareja, con mis amigos, con mis técnicos, con los pacientes, con las máquinas, con el infinito...
Mis últimos dos viajes a Granada, tan iguales y tan distintos. El soltarme acudiendo disfrazado (haciendo cosplay) al Salón del Cómic de Granada hace un fin de semana, haciendo de Zero de Vampire Knight, versión propia (sin peluca y con barba). El que los demás cosplayers se me acercasen pidiéndome fotos con ellos y el yo acercarme y pedir fotos. El cutre-hostal Eurosol, que me brindó tres horas de risoterapia (sí, las habitaciones eran la rehostia; ya meteré entrada completa del viaje, si la pereza no me puede).
Mis nuevos descubrimientos sobre mí mismo, sobre mi entorno, en la clínica, en mi salón (bajo la mesa de té), en el armario de la cocina, en el coche, en google, en Almería, en el aire, en mi ordenador...
Mis nuevos gustos musicales (no es que tenga nuevos, sino que he dejado como ocasionales a algunos de los viejos y me he quedado con unos pocos).
Mi nueva cámara de fotos (la que me trajeron los Reyes Magos, únicos reyes de verdad para mí, sin yo haberla pedido) y sus ventajas. Los reportajes en los viajes a Granada y al Salón del Cómic, los reportajes en las cafeterías, en los jardines de alrededor de mi residencial, en el salón de mi casa, en mis tardes de juegos, en mis tardes de pereza, en mis momentos de ida de olla...
Mis planes, los que hago y se cumplen, los que no hago y pese a mi reticencia, también se cumplen, los que no hago y no se cumplen, y viceversa, los que hacen otros y me afectan, los que organizo por meses y se me joden, y los que se organizan de un día para otro y salen de lujo, los planes, o planos del bus, de la ciudad, con portales al aire (rotos por culpa de doblarlo repetidas veces), del mapa del juego...
En fin, simplemente contento, feliz, radiante... Y cierro esta entrada con una canción que me hace despertar, que me hace sentirme como el título de la entrada: exultante.
PD: mención especial a la señorita que me hizo descubrir esta canción. Gracias guapa.
Me quedan dos días en convencional, y aunque ahora pase a menos de quince metros de donde estoy ahora, se que la diferencia va a ser abismal. Momentos con mis técnicos: Ju, Ja, R1, R, A, B, y también a mis compañeros: A, M, e I. Mmm... he de reconoces que me apetece bastante aprender a hacer mamos y ortos pero, oh dios, no quiero dejar convencional. No quiero dejar ese buen rollo que hay; nunca pensé que las prácticas me fuesen a afectar de manera tan positiva.
Bien es cierto que he tenido mis momentos de mal rollo, pero los buenos superan con creces a los malos. La única pega: la máquina de convencional, lugar donde me he dejado más de una vez la cabeza en el tubo... dolor...
Mmm... me estoy volviendo más humano, por lo tanto, más frágil. Merde.
Y para finalizar mi tiempo en convencional, este finde a hacer cosplay, aunque a este paso, el cosplay lo va a hacer quien yo me sé, pues el traje no está ni a medias... Malditas ideas con difícil adquisición de materiales... T_T
Mmm... se me va; será el sueño... A ver si escribo algo distinto la próxima vez... o no... no se.
PD: música del momento: Aretha Franklin con "I say a little prayer".
Esta noche me siento burdeos. Será quizá por haber oído hablar de vinos esta tarde, por haber visto Orzowei en resonancia o por estar escuchando Roxette en estos momentos. Me siento extrañamente alegre...
Esta noche, de regreso a casa, el mar estaba aterciopelado. Imaginad terciopelo azulmarino profundo, pero con reflejos plateados. Así estaba el mar, con la luna llena reflejándose desde lo alto; el viento agitando las olas que rompían furiosas contra las rocas que separan el mar de la tierra, y por ende, de la carretera y mi coche. Mmm, sí, esta noche es una bonita noche. Luna perfecta, mar perfecto, quizá demasiado viento para mi gusto, pero más o menos, todo en su justa medida.
Aun con los cascos puestos, oigo el viento a través de la persiana...
¿Cómo puede una idea infectar una mente de forma tan eficaz? Esto es lo que me está pasando desde hace poco, y no se muy bien ni cómo ni por qué, aunque una ligera idea tengo; el tema: la muerte. He pasado de pensar en que al morir nuestra esencia, ese algo que hace que yo sea yo y que vosotros seáis vosotros prevalece en un mundo paralelo de energías o esencias, a pensar que al morir, fin, pues sólo somos átomos mal puestos y los átomos carecen de consciencia. Y es ahora donde esta idea se ahoga, ¿porque qué sentido tiene que los átomos tengan consciencia? ¿Qué hace que me pregunte todas estas cosas? ¿Qué es la consciencia en sí? ¿Quizá mi idea de las esencias no es tan descabellada como parece? Mmm... sí, estoy raro esta noche...
Dos horas de autovía, y tras pasar una montaña: Granada.
1er problema: ¿cómo se accede a Granada? Simple, dar vueltas a lo loco y al final entramos.
2º problema: aparcamiento. Solución: parking al lado del Neptuno, 1h - 1€. Quepa recordar el Señor del Carrito buscando su coche...
Comida: Burguer King.
Y ahora toca el tour. Mmm... ¿cómo se llega a la catedral? Yo to feliz en plan, "seguidme mis pequeños hobbits". Y para delante. Ciertamente agradezco a mis neuronas, queridas neuronas, que almacenasen durante mis fugaces visitas a Granada ciertos lugares que han hecho que haya podido ser un guía decente. Cafetería/bar... mmm... esto me suena. Bifurcación: ¿qué camino tomo? Venga, a la izquierda. Portales y librería Flash... hostia, me suena. Y en cinco minutos, en Regiones. Diez metros más arriba, en una plaza to rara, bus de la selección en los mundiales: foto.
A partir de ahí, destinos:
Catedral.
Calle Colón.
Plaza ¿de ayuntamiento?con corrillo de gente y un tío en medio haciendo como teatro.
Paseo de los Tristes con horda de guiris.
Cuesta horrorosa de subir esquivando autobuses balas.
Mirador de San Nicolás y típicas fotos de Alhambra de fondo. Bueno, fotos ha habido durante toda la tarde.
Calles raras hasta zona de teterías.
Té pakistaní y nueva cachimba adquirida.
3er problema de día: frío.
4º problema: coche a tomar por saco.
Solución a problemas 3 y 4: bajar deprisa a pata (como todo el día) hasta el coche.
5º problema: salir de Granada. Al final, tras varias vueltas salimos. De regreso a casa.
Resumen: tarde de lujo, paseos por Granada, dolor de pies, frío y fotos. Tarde perfecta.
Mi anterior entrada me ha golpeado de lleno hace poco... tsk... Pero mi alocada rutina como práctico no me deja tiempo para pensar; eso, y el hecho de que ahora también dedico parte de mi tiempo a enseñar la lengua de Virginia Woolf. En fin, pese al estado de desorientación en el que mi yo interior se encuentra en estos momentos, creo que merece la pena resaltar mis nuevos descubrimientos y las cosas buenas que me han pasado en los últimos tres días. En cierto modo, me ayudan a evadirme...
Y ahí van:
El saber que puedo enseñar y que me entiendan satisfactoriamente.
Desarrollar mi mundo de fantasía que estoy escribiendo (para una partida de rol steampunk).
Haber descubierto a una persona que vale como persona.
Aumentar mis conocimientos con pruebas extrañas como la colangiografía endoscópica.
Descubrir al revelar una placa una imagen tierna y sobrecogedora.
Recordar que no esoty solo, aunque en mi mundo feliz, yo crea lo contrario.
Que alguien a más de cinco mil quilómetros me despierte el corazón con la magnética música de Ludovico Einaudi (vídeo de comienzo de la entrada).
El "A bum bum" y "el niño banana" que hace que me parta la caja con mi sangre.
¿Qué somos?: Átomos. ¿Qué sentimos?: Física en estado puro. ¿Qué me pasará al morir?: Que el orden ilógico de mis átomos se tranformará en el desorden lógico del cosmos, es decir, el caos cósmico será cosmos caótico.
Vivo soy cerebro; muerto soy recuerdo...
Tsk... quiero creer en algún poder misterioso ajeno a mi comprensión que comande la creación, pero no puedo...
Acabo de descubrir que existe algo más cutre que la película "Jesucristo Cazavampiros" (que ya de por sí es horrorosamente cutre): el anuncio de las "Handy Bag". Lo siento, el hecho de ver a una bolsa de basura con una "cara" bastante rara rapeando, en una furgoneta mientras unos jóvenes se iban por ahí, ha superado todas mis expectativas.
Buen rollo mientras esperas. Buena cara mientras te montan el pollo por hacer las cosas desde otro punto de vista. Obviar a los gilipollas de tu alrededor. Sonreír y tragar para fomentar el "buen" ambiente. Lidiar de forma cortés con estúpidos sin escrúpulos que te hacen la vida imposible. Tener que comprender a todo el mundo y mientras tú ser caprichoso (no incomprendido). Combatir la hipocresía con más hipocresía "por respeto al prójimo". Sonreír, sonreír y sonreír mientras por dentro te arde la sangre.
Mmm... sí, se puede decir que la semana empieza bien...
Sí, nos han hecho una novatada, pero ciertamente ha sido genial. Y hemos caído los cuatro de prácticas. Y así ocurrió...
Hace mucho, mucho tiempo... (ayer) en el servicio de RX la coordinadora nos da unas placas de una paciente que no aparece y nos dice a cada uno por separado el ir a buscarla para dárselas. Como estamos hartos de ver una media de cien nombres al día, al leer esta petición, no nos percatamos del truco. Entonces yo, to feliz, salgo a la sala de espera y digo en voz alta:
"Elena Nito. ¿Está aquí Elena Nito del Bosque?" Todo el mundo me mira y empiezan a reírse.
Regreso a la sala con mis tutores to cabreao y les digo que esa persona no está, por lo que ellos les dicen a otro compañero que salga y que lo diga más alto para ver si me han oído todos los pacientes. Es entonces, cuando oigo al otro compañero decir el nombre en voz alta cuando caigo en la gracia. Bueno, por eso y porque mis tutores se estaban partiendo de risa.
Al final, todos riendo.
Conclusión: nos alegraron la tarde, porque la broma fue muy buena, y de cuando en cuando, entre las máquinas, aparecía la señora Elena Nito del Bosque.