Ultimamente me siento vivo, pleno, feliz, exultante, con energía y capacidad para comerme el mundo. He decidido vivir plenamente y no rayarme con subnormalidades.
Mis momentos a solas con el silencio, con la oscuridad, entre sábanas, paseando, escuchando música...
Mis momentos acompañado con mi familia, con mi pareja, con mis amigos, con mis técnicos, con los pacientes, con las máquinas, con el infinito...
Mis últimos dos viajes a Granada, tan iguales y tan distintos. El soltarme acudiendo disfrazado (haciendo cosplay) al Salón del Cómic de Granada hace un fin de semana, haciendo de Zero de Vampire Knight, versión propia (sin peluca y con barba). El que los demás cosplayers se me acercasen pidiéndome fotos con ellos y el yo acercarme y pedir fotos. El cutre-hostal Eurosol, que me brindó tres horas de risoterapia (sí, las habitaciones eran la rehostia; ya meteré entrada completa del viaje, si la pereza no me puede).
Mis nuevos descubrimientos sobre mí mismo, sobre mi entorno, en la clínica, en mi salón (bajo la mesa de té), en el armario de la cocina, en el coche, en google, en Almería, en el aire, en mi ordenador...
Mis nuevos gustos musicales (no es que tenga nuevos, sino que he dejado como ocasionales a algunos de los viejos y me he quedado con unos pocos).
Mi nueva cámara de fotos (la que me trajeron los Reyes Magos, únicos reyes de verdad para mí, sin yo haberla pedido) y sus ventajas. Los reportajes en los viajes a Granada y al Salón del Cómic, los reportajes en las cafeterías, en los jardines de alrededor de mi residencial, en el salón de mi casa, en mis tardes de juegos, en mis tardes de pereza, en mis momentos de ida de olla...
Mis planes, los que hago y se cumplen, los que no hago y pese a mi reticencia, también se cumplen, los que no hago y no se cumplen, y viceversa, los que hacen otros y me afectan, los que organizo por meses y se me joden, y los que se organizan de un día para otro y salen de lujo, los planes, o planos del bus, de la ciudad, con portales al aire (rotos por culpa de doblarlo repetidas veces), del mapa del juego...
En fin, simplemente contento, feliz, radiante... Y cierro esta entrada con una canción que me hace despertar, que me hace sentirme como el título de la entrada: exultante.
PD: mención especial a la señorita que me hizo descubrir esta canción. Gracias guapa.