martes, 17 de enero de 2012

Murphy

Si algo puede salir mal, saldrá mal; y si puede salir peor, saldrá peor.

Oh, querido Murphy, qué razón llevas. Haciendo recuento de los sucesos acontecidos en las últimas vienticuatro horas, me acuesto con la sensación de un día nefasto. Comencemos.

Anoche empezó a llover a cántaros cosa loca, y como los caminos de las gotas de lluvia en los tejados milenarios son inescrutables y como la casa en la que vivo fue construida allá cuando Matusalén chupaba teta, tuvimos filtraciones. Bueno, humedades hay en muchos sitios, pero aquí no. Mis filtraciones aparecieron en tres puntos distintos y... a gotear. Solución: papel de periódico en el suelo y cubo de la fregonda para recoger el preciado regalo.

Segundo hecho guay: cortocircuito. Gracias a esos extraños caminos que se ha inventado el agua de lluvia que van desde el tejado hasta mi pasillo, y gracias a las subidas y bajadas de tensión tipo montaña rusa que hay en mi casa, una casualidad ha hecho que haya cortocircuito; resultado: la tele ha quedado tocada. 

El último de los hechos acaecidos sobre mi persona el día de hoy: accidente de coche. Un gentil conductor se ha saltado un ceda el paso y se ha empotrado contra mi coche, aunque gracias a esas extrañas casualidades de la vida, el más perjudicado ha sido el otro coche. Además, gracias a los dioses, héroes, o energías extrañas ajenas a mi limitada comprensión (o a lo que creáis), ni el otro conductor ni mi copiloto ni yo hemos sufrido daños personales (bueno, me duele un poco la espalda, pero esperemos que se deba sólo al shock).  

Poco más; me duele la cabeza, me duele la espalda, me piro a cenar, y a ver si mañana mejora mi devenir...

lunes, 16 de enero de 2012

Nuevos aires

Necesito un cambio de aire, y por lo pronto, le cambio el nombre y la dirección al blog, por lo que quienes tengan en favoritos a "el viajero errante", ahora paso a ser "entre datos y dioses".

jueves, 12 de enero de 2012

Entre datos y dioses

"Y cuando el velo caiga, y la verdad se revele tal y como es, nuestros ojos se cegarán, nuestra mente se perderá, y volaremos al infinito en una vorágine de colores desgastados. Será entonces cuando la grulla alce el vuelo y el presente se volatilice en gotas de agua condensadas en un suspiro. Allá, en las lejanas costas de plateados ríos y acentos antiguos se posará, con olvidado esplendor, para un novedoso futuro.

Así, los lazos paralelos en un continente caído perderán su fuerza vital, y no quedará más que unas imágenes congeladas dentro del ideario mozárabe. Y como el rocío al alba, se quemará el color del eterno momento siendo cubierto por el polvo del olvido, hasta que la casualidad del cero y del uno atravesando el éter haga recordar. Sólo así se podrá redescubrir el glorioso pasado de las voces perdidas, que con pluma de silicio retomará el trato entre dos pueblos." Kore Woolf, entre datos y dioses.